Los bebés nacen con reflejos primitivos, recuerdo del instinto que en el pasado los humanos compartieron con otras especies animales, y que fueron de utilidad para favorecer su adaptación y dar cuenta de su estado neurológico.
¿Por qué los bebés desarrollan estos reflejos primitivos?
Los bebés nacen inmaduros neurológicamente y todas estas respuestas automáticas provienen de lo que conocemos como «herencia genética».
Algunas de esas respuestas automáticas se irán inhibiendo y otras se convertirán en actos voluntarios que les permitirán adquirir habilidades humanas básicas. Habilidades que ayudarán a evaluar el correcto estado y desarrollo del sistema nervioso del bebé.
Seguramente algunos de los reflejos más comunes, como los de succión, prensión o búsqueda le resultarán muy familiares.
La edad a la que van desapareciendo varía en función del desarrollo y maduración neurológica de cada bebé, siendo el pediatra o profesional especialista en neurodesarrollo el que tiene que verificar y validar cómo se va a desarrollar el proceso madurativo del peque.
¿Qué tipos de reflejos automáticos generan los bebés?
A continuación, facilitaremos toda la información que necesitas sobre los reflejos innatos de los bebés y cómo los van desarrollando a medida que crecen.
Reflejo de succión
Es imprescindible para que el bebé se alimente, además de proporcionar un efecto tranquilizador. Tratará de succionar cualquier cosa al alcance de su boca (pezón, tetina, mano, dedo, chupete…). Aproximadamente, hacia el sexto mes se irá convirtiendo en un acto voluntario.
Reflejo de reptación
Si le colocamos boca abajo nada más nacer intentará avanzar arrastrándose hacia el pecho de la madre. Esta respuesta suele desaparecer hacia los tres meses.
Reflejo de búsqueda
Si le acaricias cerca de la comisura de los labios se girará hacia el lado que le hayamos tocado y abrirá la boca. Le ayuda a encontrar el pezón de la madre o la tetina del biberón. Una vez que reconozca su fuente de alimento (hacia el cuarto mes) se convertirá en una habilidad.
Reflejo de los puntos cardinales
Si le tocas encima, debajo, a la derecha o a la izquierda de la boca, moverá la cabeza hacia el lado del que procede el estímulo, estando relacionado con el reflejo de búsqueda.
Reflejo de moro
Si simulamos que le dejamos caer hacia atrás reaccionará con un gesto de abrazo: primero estirará el cuello, abrirá los brazos hacia los lados y a continuación, los tenderá hacia delante. Seguramente, reaccione igual ante un ruido fuerte que le sobresalte o un roce inesperado. Normalmente, esta respuesta automática desaparece entre los dos y los cuatro meses.
Reflejo de enderezamiento
Si le sujetamos por las axilas y dejamos que toque una superficie dura con sus pies, su reacción será estirar el tronco y las piernas, al mismo tiempo que levanta la cabeza. Tiende a desaparecer a partir del tercer mes.
Reflejo de marcha automática
Si le sostenemos por debajo de las axilas e inclinamos su cuerpo ligeramente hacia delante, dejando que toque con sus pies una superficie y evitando que sus piernas soporten su peso, lo más probable es que las flexione y estire una tras otra, avanzando los pies como si quisiera caminar (es más habitual a partir del tercer o cuarto día, y desaparece a los dos meses).
Reflejo tónico del cuello o del “espadachín”
En ocasiones adoptará una posición semejante al reto de esgrima si giramos su cabeza hacia un lado cuando esté tumbado. Extenderá y separará del cuerpo el brazo del lado hacia el que mira la cabeza y flexionará el opuesto. Mientras que si inviertes la posición de la cabeza, también lo hará con sus brazos. Desaparece normalmente entre los cuatro y cinco meses.
Reflejo de la triple retracción
Si estimulas la planta del pie del bebé, éste se flexionará sobre la pierna y ésta sobre el muslo.
Reflejo de extensión cruzada
Sujeta su pie y estimula su planta. Mientras tanto, la otra pierna primero se flexiona y después se extiende, cruzándose hacia el pie que está sujeto.
Reflejo de prensión palmo-plantar
Si le tocas el interior de la mano, la cerrará apretando y si presionas en la parte anterior de la planta del pie, lo flexionará apretando los dedos. Lo más probable es que sea una reminiscencia de los pies prensiles de los simios. Suele desaparecer hacia los cinco o seis meses.
Reflejo de Babinski
Si estimulas el borde externo de la planta del pie desde el talón, abrirá los dedos en abanico levantando el dedo gordo. Este reflejo suele desaparecer entre un año y dieciocho meses. Si persiste más allá de los dos años, se considerará un signo neurológico patológico.
Todas estas respuestas automáticas ayudarán al bebé a adaptarse y ser capaz de ser autosuficientes en un futuro, cumpliendo sus necesidades fisiológicas y fomentando las habilidades innatas del ser humano.