Una de las cosas que más nos caracterizan a los padres es la prisa que tenemos para que nuestro bebé alcance los principales hitos de su desarrollo. Parece, en muchas ocasiones, que casi les apuramos para que logren nuevas destrezas físicas o nos deleiten con comportamientos inéditos.
Es lógica esta inquietud: el desarrollo de un bebé sano se evalúa en parte por la consecución de estos hitos y avances, por lo que para nosotros supone, no solo gozar de verle hacer cosas nuevas, si no también la tranquilidad de que su evolución es la correcta y no hay problemas en su crecimiento. Sin embargo, debemos recordar que cada bebé tiene sus tiempos y alcanza los logros en su justo momento…
Los hitos del desarrollo no responden a un calendario exacto
¿Quién no se ha guiado por una tabla de meses para saber si la evolución de su bebé era la correcta? ¿O quién no se ha dejado tentar a veces en “competiciones” con otros padres para ver qué niño gateó o anduvo antes?
En general, tenemos la sensación de que si un bebé logra cuanto antes llegar a los hitos destacados en su desarrollo significa que es más listo o más atlético: pero esta afirmación no responde a la realidad. No hay dos bebés iguales y, por tanto, los tiempos que necesitan para alcanzar las nuevas destrezas pueden variar significativamente de uno a otro, sin por ello estar fuera de la normalidad de su desarrollo.
Como padres, conocer las franjas de edad en las que se suelen alcanzar los hitos evolutivos nos ayudará a tener una orientación de las habilidades que nuestro bebé está próximo a alcanzar; pero en ningún caso debemos tomar estas guías como un calendario preciso e inflexible de plazos estrictos que, por norma, se tiene que cumplir.
El desarrollo del bebé va mucho más allá de la parte motora
Otro de los grandes errores que solemos cometer los padres en los primeros meses del bebé, es medir su desarrollo basándonos únicamente en sus destrezas de movilidad.
Obviamente alcanzar hitos como el volteo hacia ambos lados, el arrastre, el gateo o el ponerse de pie son fundamentales y, quizá, la parte más visible del crecimiento de nuestros pequeños; ya que son habilidades que les confieren de mayor autonomía para la exploración y el descubrimiento del mundo que les rodea.
Sin embargo, a veces olvidamos estar pendientes también de otros logros, que son igualmente importantes y determinantes en el desarrollo de nuestro bebé: el control y uso de su mirada, el reconocimiento de tu voz y su respuesta con sonrisa y balbuceo, las carcajadas, las respuestas a los sonidos y su procedencia… La consecución de estos hitos es igual de importante y también en ellos podemos acompañarles.
Acompañar a tu bebé en el logro de sus hitos
Los bebés necesitan de nuestra ayuda para alcanzar cada uno de sus hitos de desarrollo. Y aquí os dejo algunas de las claves de cómo acompañarles en este maravilloso proceso:
- Sé paciente. Y, sobre todo, quita importancia y presión a esos plazos estrictos que se supone que los bebés han de cumplir. Estar atento a su evolución, sí. Tener prisa por pasar a la siguiente etapa, no.
- Piensa en franjas de tiempo. En vez de pensar que si un logro no se consigue en un momento concreto hay algún problema, ten presente que estos logros suelen alcanzarse antes o después dentro de un intervalo aproximado. Por ejemplo, todos solemos tener la idea preconcebida de que los bebés han de dar sus primeros pasos nada más cumplir un año; sin embargo, es muy probable que ese primer paso pueda adelantarse desde los 9 o 10 meses o producirse bien pasado el año, hasta los 18 meses. Como ves, es una franja de tiempo amplia y, ya sea en su inicio o en su final, correspondería a un desarrollo y evolución normales.
- Acompaña los hitos de tu bebé desde la calma y el respeto. De nada sirve presionar al bebé para que acelere su desarrollo o vivir el proceso con las alarmas constantemente encendidas; ambas posiciones podrían resultar muy contraproducentes. Disfruta del proceso y ayuda a tu bebé en cada paso.
- Ayúdale con la estimulación adecuada en su primer año de vida. A través del juego y sabiendo cuál es la mejor actividad para cada momento, tenemos en nuestras manos la posibilidad de crear oportunidades de desarrollo en los más pequeños.
- Confía en los profesionales. Si te asaltan dudas, o notas algo que te resulte alarmante, siempre conviene consultar con el profesional adecuado (pediatra, fisio, etc.) para disipar temores. Es muy probable que aunque no logre algún hito en el período más habitual el desarrollo del bebé responda a la normalidad.
Tener confianza en la capacidad que tienen nuestros
bebés es fundamental, ya que les aportará la seguridad que necesitan para
impulsar aún más sus progresos.