Se suele hablar de lo beneficioso que es empezar cuanto antes la
estimulación con los bebés (siempre respetando y adecuándonos a su
desarrollo y capacidades, ¡claro!); pero resulta que se deja un poco de
lado la importancia de la estimulación prenatal: una etapa en la que,
aunque todavía no tenemos a nuestro bebé con nosotros, sí que podemos
ofrecerle estímulos que beneficiarán positivamente su desarrollo y
fomentarán el vínculo que vamos creando con él durante el embarazo.
QUÉ ES LA ESTIMULACIÓN PRENATAL
Al igual que ocurre con la estimulación temprana, la estimulación
prenatal se considera a todas aquellas actividades que se llevan a
cabo con el objetivo de ofrecer al bebé, aún en el útero materno,
estímulos que generen y fomenten el correcto desarrollo global del
niño.
Se trata, por tanto, de favorecer estímulos positivos y beneficiosos
para que el desarrollo del bebé llegue al máximo de su potencialidad
durante la etapa de la gestación, además de crear y potenciar el vínculo
de relación y conexión con él, fundamental a la hora de aportarle
confianza y seguridad tanto antes como después de su nacimiento.
¿CUÁNDO PUEDO EMPEZAR CON LA ESTIMULACIÓN PRENATAL?
El hecho de abordar en este artículo la importancia de este tipo de estimulación se debe a que nuestros cinco sentidos son prenatales; es decir, su activación tiene lugar antes de nuestro nacimiento. De
hecho, no solo nuestros sentidos, si no que también desde la semana 18 de gestación se comienzan a producir toda la generación de conexiones neuronales correctas.
Es clave entender esto porque, aunque nosotros solo sintamos el cambio físico en forma de una creciente barriga y algunos movimientos, al inicio
del último trimestre -por ejemplo-, el bebé “ve”(distingue la luz), escucha,
percibe sabores… entre otras muchas capacidades.
Toda esta variedad de percepciones que ya tiene nuestro hijo es lo
que nos permite establecer una conexión más profunda a través de
la estimulación prenatal, cuando ponemos en marcha un “programa” de
actividades que trabajarán como estímulos adecuados a esas habilidades
que poco a poco va adquiriendo y desarrollando.
¿Cuándo empezar con la estimulación temprana, entonces? Mi opinión…
cuánto antes, ¡mejor!
Si bien los ejercicios más vinculados al movimiento y a los sentidos
empiezan a tener más cabida a partir del cuarto mes, la creación del
vínculo afectivo es algo que desde la concepción se puede -y se debe trabajar.
Así que, ¡manos a la obra!
¿CÓMO REALIZO UNA ESTIMULACIÓN PRENATAL?
Los bebés cuando están en el útero materno no solo comienzan a
desarrollar sus cinco sentidos (vista, olfato, gusto, tacto y oído); si no que
también tienen la capacidad de percibir y compartir todas las
emociones de la madre.
Por ello, dentro del contexto de una estimulación prenatal correcta,
conviene estar atento a unas directrices básicas:
- Crea un clima positivo y estimulante durante toda la etapa del
embarazo, cuidando tanto la parte física como también la
emocional - Prevén posibles déficits en el desarrollo de tu bebé a través del
seguimiento de todas las citas médicas necesarias durante la
gestación - Brinda información a los sentidos de tu bebé y pon en marcha
un Programa de Estimulación Prenatal, con un plan de ejercicios
y actividades que te ayuden a conectar y favorecer el desarrollo del
bebé. Para ello, recuerda siempre que estas actividades se
disfrutan mejor en familia (incluyendo sin duda si es posible a tu
pareja); deben ser siempre respetuosas con el bebé: realizarse
cuando esté despierto y activo (entre las 20.00 y las 00.00h, por
ejemplo); y siempre teniendo en cuenta posibles instrucciones
médicas por las que puedan verse limitadas.
EJERCICIOS BÁSICOS PARA UN PROGRAMA DE ESTIMULACIÓN PRENATAL
Estos ejercicios deben de tener como objetivo activar y desarrollar los
sentidos del niño, además de aportar beneficios de relajación y
conexión tanto a la madre (y la familia, en general) como al bebé.
Por ello, mi recomendaciones que estos programas incluyan siempre
ejercicios de cinco categorías:
- Ejercicios de relajación: generar sensaciones de tranquilidad y placer repercutirá beneficiosamente tanto en la madre como en el niño, por lo que incorporar rutinas centradas en este aspecto resulta fundamental.
- Ejercicios táctiles: pensados para que el bebé pueda percibir a través de su piel sensaciones como caricias o masajes.
- Ejercicios visuales: centrados en estimular la capacidad visual del pequeño, que ya puede distinguir los contrastes de luz (luminosidad vs. oscuridad).
- Ejercicios auditivos: si bien hay un montón de “ruidos internos” que nuestro bebé oye de forma constante (nuestro corazón, el torrente sanguíneo, los sonidos en general de nuestro cuerpo…), hay otros “ruidos externos” que nosotros podemos directamente trabajar con él: para ello nuestra voz será la principal y mejor herramienta; además de muy poderosa de cara a cimentar ese vínculo cada vez más potente.
- Ejercicios vestibulares (de movimiento): en el útero, nuestro movimiento es su movimiento; por eso podemos poner en marcha ejercicios en los que también él participará y que ayudarán a trabajar y entrenar habilidades muy necesarias en el futuro como, por ejemplo, el equilibrio.
Para crearte tu Programa de Estimulación Prenatal no necesitas ningún
accesorio o herramienta especial fuera de lo que ya puedas tener en tu
hogar. De hecho, lo más importante suele ser tiempo y tranquilidad.
¡Anímate a empezar cuánto antes!