Cuando llegamos con nuestro bebé a casa y, especialmente, durante los primeros meses de su vida muchas veces nos surgen dudas de cómo interactuar con él, de cómo estimularle o de cuál es la mejor forma que tenemos de potenciar su desarrollo: ¿confiamos en su capacidad de evolución y apostamos por potenciar el movimiento libre para que vaya alcanzando de forma natural los hitos del desarrollo? O, por el contrario, ¿le proponemos ejercicios y posturas nuevas para guiarle? A continuación, os explico mi visión sobre este tema.
Entender el movimiento libre en bebés
La metodología de movimiento libre para los bebés tiene su origen en la pediatra húngara Emmi Pikler, que en la primera mitad del siglo XX revolucionó las ideas existentes sobre cómo se debía trabajar el desarrollo y la evolución motora de los bebés.
Según sus teorías, dejar libertad de movimientos a los bebés hace que, de manera natural y gracias a su propio aprendizaje, los niños vayan desarrollando sus habilidades motoras sin necesidad de que nosotros, como adultos responsables, intervengamos en el proceso.
Sin embargo, esta apuesta por la total autonomía de nuestros pequeños no significa en ningún modo dejarlos solos. Trabajar el apego y lo afectivo es fundamental. Y, en este sentido, es donde yo encuentro un vínculo con mi visión de estimulación temprana.
Trabajar con movimiento libre y estimulación temprana
Gracias al maravilloso proyecto de Mi Otro Yo, he podido desarrollar una metodología propia que apuesta por un punto intermedio que se aleja de proponer la intervención directa y constante de las familias, pero sí cree en potenciar la ayuda, la interacción y el afecto que podemos ofrecer a los bebés.
En definitiva, el objetivo de Mi Otro Yo a través de su metodología de estimulación temprana se puede definir como el acompañamiento a las familias para que los bebés consigan su máximo potencial de desarrollo, gracias a la interacción a través del juego y, siempre, siempre, sin forzar ni apurar etapas o hitos de desarrollo.
Se trata por tanto de ver la estimulación temprana a través de la perspectiva del juego: aprovechar los momentos que compartimos con nuestro bebé para divertirnos y, también, ayudarles a que interioricen patrones (de movimiento, por ejemplo) que luego les facilitarán su desarrollo.
Por supuesto, esta propuesta de interacción con los bebés no significa, ni mucho menos, que se eliminen los momentos de movimiento libre. La exploración y el descubrimiento autónomo es fundamental para potenciar esas capacidades de los pequeños, por lo que deben ser propuestas para las que las familias también tienen que dejar hueco.
La estimulación temprana es mucho más que movimiento
Me parece importante también hacer una aclaración: cuando hablamos de estimulación temprana, en general, se tiende a centrar toda la atención en el desarrollo motor de los bebés. Por tanto, este tipo de estímulos se asocian directamente a hitos como voltearse, sentarse, gatear o caminar (entre otros muchos).
Pero la estimulación temprana va muchísimo más allá. Y, si bien la motricidad fina y gruesa son dos de las áreas que se trabajan, también se presta atención destacada a áreas como el lenguaje, la social o la cognitiva. Es decir, no se trata solo de plantear ejercicios “físicos” a los bebés, si no también trabajar estímulos que pueden estar más cerca de lo afectivo.
Es por eso que muchas de las actividades propuestas en las sesiones se centran en cuentos, historias, canciones… que son interacciones que a veces damos por sentadas pero que son también estímulos vitales para potenciar el correcto desarrollo de los bebés.
Guías básicas para la estimulación temprana en bebés
En muchas ocasiones me preguntan cómo se debe afrontar la estimulación de un bebé: ¿durante cuánto tiempo? ¿cuántas veces al día? ¿en qué momento es normal que consigan ciertos logros? Desde mi punto de vista, hay ciertas guías que nos ayudarán a poner en marcha una correcta estimulación para nuestros bebés y, a la vez, mantenernos tranquilos y, sobre todo, divertirnos compartiendo juegos con ellos.
- No existen los momentos exactos en los que se deban cumplir hitos. Sí hay márgenes de tiempo aproximados, pero cada bebé tiene un desarrollo propio e individual y hay que respetar sus tiempos. Forzarle a conseguir logros para los que aún no está preparado no debe ser nunca el objetivo.
- No hay un patrón exacto para para poner en marcha la estimulación: un número de veces al día o un tiempo determinado… Depende de cada caso. La regla fundamental es sencilla: para nada se trata de sobreestimularlos de forma constante, si no de proponerles los juegos en momentos donde estén receptivos (por ejemplo, evitando momentos en los que pueden tener hambre o sueño).
- En los ejercicios físicos que les proponemos, si notamos que en algún momento no están cómodos, no les gusta o se quejan… mi recomendación es siempre cogerlos y abrazarlos. Mi propuesta se basa siempre en trabajar a través del juego y la diversión, por lo que el malestar (para ninguna de las partes) no debería hacer acto de presencia.
Estas directrices, por supuesto, son válidas para
bebés con un desarrollo normal. Existen casos especiales en los que los bebés
muestran dificultades en su evolución o en los que existen necesidades
diferentes de estimulación temprana que habría que valorar en función de cada
caso o patología diagnosticada.